miércoles, 29 de julio de 2009


(...) Siguió un silencio prolongado, sólo roto por las lejanas voces que tal vez provenían de la calle, y luego explotó en un sollozo. No podía aguantar la curiosidad y Damián, con el rostro como se suele decir literalmente bañado en lagrimas, (aunque las lágrimas sólo formaban dos surcos en sus mejillas, dos surcos profundos que parecían tragarse el rostro entero) las manos juntas, sentado en un sillón frente a mi, dijo 'Quiero verla'. Extrajo un pañuelo del bolsillo del saco y se lo pasó por los ojos y mejillas. 'La vida es dura', dijo mientras se levantaba de improviso y se dirigía como dormido al baño. Al pasar junto a mi nisiquiera me miró.



1 comentario:

Damián Otoño dijo...
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